La unión de la Inteligencia Artificial y las Ciencias del Comportamiento: ¿Qué podemos aprender?

Desde el momento en que los seres humanos comenzamos a existir, hemos estado fascinados por el comportamiento de nuestra especie y la forma en que los Homines sapientes interactuamos entre nosotros. Psicólogos, sociólogos, antropólogos y otros profesionales de las Ciencias Sociales, han estudiado el comportamiento humano, desde las teorías del aprendizaje pasando por la psicología cognitiva y la psicología social. En los últimos años, ha surgido una nueva disciplina que ha transformado la forma en que entendemos el comportamiento humano: la inteligencia artificial (IA).

La inteligencia artificial, ha sido una de las áreas de investigación más emocionantes y de más rápido crecimiento en la última década. Por medio del uso de algoritmos y técnicas de aprendizaje automático, la IA ha sido capaz de resolver problemas y tomar decisiones de una manera que antes solo era posible para los seres humanos. Pero, ¿qué tiene que ver la IA con las Ciencias del Comportamiento?

En términos simples, la Inteligencia Artificial es la capacidad de las máquinas para realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana por la complejidad de variables que entran en juego. Pero ¿cómo se relaciona esto con las Ciencias del Comportamiento? La respuesta radica en el hecho de que gran parte de nuestro comportamiento es impulsado por patrones y tendencias. Al estudiar y comprender estos patrones y tendencias, los psicólogos y otros profesionales de las Ciencias del Comportamiento han sido capaces de predecir y explicar cómo las personas se comportan en una variedad de situaciones.

Por ejemplo, la psicología social ha demostrado que el comportamiento de una persona está influenciado por la forma en que otros se comportan a su alrededor. Este fenómeno se conoce como «efecto de la norma social» y puede tener un impacto significativo en la forma en que las personas toman decisiones y se comportan en diferentes situaciones. La Inteligencia Artificial puede ser utilizada para modelar estos patrones de comportamiento y utilizarlos para tratar de predecir cómo una persona se comportará en una situación dada.

Otra área en la que las Ciencias del Comportamiento y la Inteligencia Artificial se complementan entre sí es en el campo de la psicología cognitiva. La psicología cognitiva se centra en la forma en que las personas procesamos la información, tomamos decisiones y resolvemos problemas. Al utilizar técnicas de aprendizaje automático, la inteligencia artificial puede ayudar a los investigadores a modelar el proceso cognitivo y comprender mejor cómo las personas procesamos esa información en nuestros cerebros.

Además, la Inteligencia Artificial puede ser utilizada para crear simulaciones y modelos de comportamiento humano, por lo cual sus desarrollos también puede aplicar en campos como la economía y las finanzas. Estos modelos pueden ser utilizados para predecir cómo las personas nos comportaremos en diferentes situaciones, lo que puede ser útil para la arquitectura de decisiones informadas y políticas públicas en los Estados modernos.

En conclusión, la Inteligencia Artificial y las Ciencias del Comportamiento son dos campos transdisciplinarios que convergen a partir de las Ciencias Cognitivas. La Inteligencia Artificial permite a los profesionales de las Ciencias del Comportamiento analizar grandes cantidades de datos y modelar el comportamiento humano de maneras más precisas y detalladas que nunca antes. A su vez, las Ciencias del Comportamiento aportan un marco metodológico sólido para entender la complejidad de nuestro comportamiento humano, guiando el desarrollo de algoritmos cada vez más efectivos y manteniendo en el horizonte los principios éticos que regulen estos avances.

Mercalab EAFIT, un laboratorio al servicio del Mercadeo

Estuvimos conversando en C3 – COLEGIO DE CIENCIAS DEL COMPORTAMIENTO con María José Gaviria, la Coordinadora del laboratorio de mercadeo de la Universidad Eafit. Pero ¿Qué hace un laboratorio de mercadeo? Muchas cosas realmente. Medir las percepciones de los consumidores es uno de sus principales propósitos.

A través de herramientas como el Eye tracker, el Face reader y la Manilla de Respuesta Galvánica se realizan pruebas que permiten rastrear la información implícita de los consumidores ante los estímulos que se les presentan y que detonan su atención, emoción, recordación y valoración. Un campo de acción que avanza de la mano de la tecnología y las neurociencias y al cual le seguimos la pista en C3.

Mercalab, Un laboratorio muy especial

Aunque suene particular, en el laboratorio Mercalab no existen microscopios, pipetas o tubos de ensayo, pero cuenta con tecnología de punta para hacer biomediciones que permiten conocer cómo es el proceso de toma de decisiones de los consumidores. María José Gaviria explica que Mercalab permite “ entender cómo siente y qué piensa y cuales son esas respuestas a esos estímulos o qué sucede en esa caja negra de la que habla en su momento Kotler en nuestros consumidores y porqué se toman las decisiones cómo se toman”

Y es que evaluar el proceso de toma de decisiones de los consumidores no es un asunto menor, de ello depende el éxito de cientos de miles de iniciativas mercadológicas que permitirán el crecimiento de las empresas que las implementan y en consecuencia, la generación de nuevos empleos directos e indirectos, tan escasos por estos días posteriores al confinamiento pandémico.

Herramientas para medir percepciones

A la hora de medir las percepciones de los clientes o consumidores, en Mercalab se cuenta con herramientas de última generación que pueden utilizar los estudiantes de la Universidad EAFIT pero también los emprendedores y las empresas que deseen hacerlo. Incluso el laboratorio de la U

niversidad cuenta con una Cámara de Gesell para el desarrollo de grupos focales.

Para medir el movimiento de la pupila del ojo humano en un plano bidimensional o tridimensional se utiliza el eye tracker fijo (2D) y el móvil (3D), este último funciona como unas gafas que la persona lleva a lugares abiertos como Centros Comerciales y Supermercados, y cuyo sensor va midiendo y registrando los puntos en los que se fija el ojo y el tiempo que tarda en cada uno.

Para medir las expresiones y microexpresiones faciales, se usa el Face Reader. Este aparato evalúa la activación de los distintos músculos del rostro de una persona y deduce las emociones asociadas a esta activación, como la alegría, la tristeza, la sorpresa, el miedo, el asco o la rabia. Tal como lo demuestran los estudios del psicólogo Paul Ekman sobre la universalidad de las expresión de las emociones faciales y que han dado lugar a películas o series de televisión como Inside Out y Lie to me.

También está la manilla de respuesta galvánica, que basa su funcionamiento en la conducción eléctrica de la piel y que es usada también en máquinas como el polígrafo, habitualmente conocido como el detector de mentiras. Esta máquina parte del principio de que la conducción eléctrica de la piel se altera con el estrés físico que genera, por ejemplo, una mentira. Obviamente las personas que participan de estos experimentos conocen sus fines y autorizan su ejecución bajo los acuerdos de confidencialidad y respeto por los participantes.

Salvar el planeta

¿Para qué otra cosa sirve un laboratorio de mercadeo? Para muchas más, por ejemplo para campañas de cultura ciudadana y cambios de comportamientos, como los que implica salvar el planeta de la catástrofe medioambiental que se cierne sobre nuestra especie, con ella todas las demás. Pero dejemos que sean María José y Carlos Andrés los que nos cuenten en detalle cada uno de esos aspectos, en el video a continuación:

Maltrato animal y factores de protección para evitarlo

En esta temporada de entrevistas sobre comportamiento animal, conversamos con Julio César Aguirre Ramírez, Médico Veterinario Forense y Decano de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Corporación Universitaria Remington, acerca de la labor de los veterinarios forenses, del comportamiento de los animales, de los delitos más comunes contra los animales, el perfil psicológico del maltratador animal y los factores protectores que procuran evitar este comportamiento violento.

“Somos una especie animal más”

Aunque para algunos seres humanos sea difícil de comprender y aceptar, numerosos estudios han avalado la idea de que los animales tienen la capacidad de experimentar emociones como dolor, miedo o alegría, sentimientos vitales para la supervivencia. 

Para nuestro invitado, la dificultad en aceptar esta premisa radica en que  “hemos arraigado un concepto, que es el asunto del instinto y ese significante de instinto está, tal vez, de manera semántica conectado con lo no racional, con lo automático” y en ese sentido consideramos que los animales no son racionales y actúan de manera automática. Es decir, que tienen comportamientos sin ser conscientes de su respuesta. Sin embargo para el médico Aguirre “esto es algo completamente contrario a la real naturaleza de los animales, especialmente de los animales que se asemejan a nosotros en el sistema nervioso” como los perros, los gatos o los caballos que, en últimas, tienen sensaciones muy similares a las del animal humano. 

El decano explica que los seres humanos somos tan similares a los animales, que se existen modelos neuroendocrinos estudiados en animales para trasladar esa información a asuntos analógicos en humanos. “Somos una especie animal más”, concluye. 

Gravedad de delitos 

Julio Aguirre afirma que de los diferentes delitos que sufren los animale, la medicina veterinaria forense clasifica en dos categorías la gravedad de éstos. Por un lado, está la gravedad individual, es decir, el animal como víctima. Para este tipo de delitos la norma habla de un menoscabo grave, que usualmente se lleva al campo físico pues es fácil de observar la lesión. Por otro lado, se encuentran los animales silvestres en estado de cautiverio, para ellos nos explica Aguirre, en este tipo de situaciones el daño es un asunto emocional aunque el “animal se vea aparentemente bien es emocionalmente grave”. 

En estos dos casos la gravedad individual debe ser observada por especialistas en comportamiento animal, quienes podrán determinar en la individualidad de cada caso, cómo está siendo afectada la integridad física y emocional del animal. 

El veterinario Aguirre nos comenta también que el delito más común en Colombia en contra de los animales es el delito de omisión o negligencia, el cual es determinado por el código penal, como el no proveer al animal las posibilidades para su adecuado bienestar. Explica que la omisión se refiere a acciones como no ofrecer el alimento adecuado, no vacunar al animal o no sacarlo para que realice el ejercicio físico necesario para prevenir enfermedades. Y aunque este delito es el más común, no es el más visible. El decano de la Uniremington manifiesta que los delitos más visibles mediáticamente son los “maltratos físicos, donde hay golpes, donde hay amputaciones, donde hay sangre”. 

Antropomorfización, otro tipo de maltrato

Según la RAE, la antropomorfización se refiere a conceder forma o cualidades humanas a una cosa o a un ser sobrenatural. En este caso, sin embargo no son cosas ni seres sobrenaturales, sino totalmente naturales: los animales. ¿Estas prácticas pueden considerarse maltrato hacia los animales?

Aguirre Ramirez manifiesta que estas prácticas pueden ser una forma de maltrato. Y nos cuenta que desde hace más de quince mil años se han intervenido los procesos reproductivos de los perros, en particular, con fines de modificación estética. Hoy muchos animales de compañía tienden a tener características pedomorficas, es decir que conservan características similares a las de su fase infantil durante toda su vida, «habiendo aquí unas alteraciones que atentan contra el bienestar del animal”.

Adicionalmente nos cuenta que “hay animales de raza que sufren en vida las consecuencias de una incorrecta selección genética, en asuntos de resistencia a enfermedades, en asuntos de salud dermatológica y en casos de salud mental”. Manifiesta además que “hay un maltrato por esa necesidad de hacer de los animales algo que no son”.

Diferencias y similitudes

El desarrollo neocortical que tenemos los seres humanos y los animales, sobre todo los domesticados y de compañía, permite que ambas especies nos podamos conectar en asuntos emocionales, gestuales y de comunicación no verbal.  Aunque Aguirre finalmente apunta a que el lenguaje es una característica fundamental que nos diferencia de otros animales como los primates. «Somos tan parecidos que asusta pero tan diferentes que es claro que debemos entender esa individualidad», finaliza diciendo Julio Aguirre.

Vea la entrevista completa aquí en nuestro canal de YouTube: